Cambio de vida. Irse de CABA o buscar más verde, otros efectos de la cuarentena
La irrupción del coronavirusy
el aislamiento
socialderivaron en efectos inesperados. El avance del home
office y los chicos jugando al mismo ritmo que los padres toman reuniones
por zoom en el living incentivó a que más de una familia analice un
cambio de vida.
El aumento de consultas por casas alejadas del ruido
vislumbra una tendencia: un nuevo movimiento de la ciudad hacia lugares
conectados con la naturaleza.
La primera prueba de la necesidad "de escape"
fueron las largas filas de autos en la Panamericana, la misma semana que el
Gobierno anunció el aislamiento social obligatorio sobre fines de marzo.De
hecho, las semanas previas hubo búsquedas y consultas de alquileres poco
habituales para ese momento como, por ejemplo, de casas en zona norte, en Pilar
o Nordelta.
"Era gente que estaba planeando refugiarse en
cuarentena obligatoria. Nos consultaban por alquileres de tres meses, otros
casos planteaban hasta que pase el invierno", recuerda Alejandro Schuff,
director de Soldati Propiedades. "Hay gente que no tomará la decisión de
vender su propiedad en la ciudad y preferirá alquilar para experimentar si se
adapta al cambio", agrega Schuff. "Muchos te dicen alquilo y
después veo qué hago con mi departamento", coincide Diego Cazes,
director de L.J. Ramos.
A la necesidad de conectar con el verde que generó el encierro,
se suma un contexto macro que genera que cada vez sean menos las familias que
pueden mantener una segunda vivienda.
Los agentes inmobiliarios ya hablan de "la tercera
migración". "Es que la gente se pregunta: ¿quién sabe si esta
será la última pandemia?".
La primera migración hacia barrios cerrados fue a partir de
1996, tiempos en los que el crédito bancario y la mejora en los accesos
Oeste, Norte y en las autopistas La Plata y Ezeiza incentivó una oleada de
mudanzas hacia emprendimientos ubicados más allá de la General Paz. De hecho,
en esa década, la población de Pilar creció 60% y la de Ezeiza, 57%, según el
Censo 2001 del Indec. La segunda migración se dio en la crisis del
2001, cuando el aumento del dólar bajó el costo de construcción en esa moneda
y quienes tenían ahorros aprovecharon para construir.
Más verde, más lejos
Por las consultas, el mercado inmobiliario palpita, en la
"nueva normalidad", el "coronaexodo" de la Capital. La
particularidad es que no sólo aumentan las consultas por lotes o casas en
barrios cerrados con buenos accesos, conectividad y oferta de servicios en
los alrededores sino que también hay casos de familias que, viviendo en el
verde, deciden mudarse aún más lejos, a zonas más vírgenes. Incluso hay
quienes proyectan instalarse en la costa atlántica y en el interior del país.
Beatriz Vera y su esposo, Carlos Beltrán, ya pusieron en
alquiler su PH ubicado en Olivos, a una cuadra de la avenida Maipú, para
mudarse a Mar del Plata. "Cuando vea la primera luz en el túnel y nos dejen,
nos vamos. Estamos buscando un departamento en la zona de Playa Grande",
relata la mujer que solo visitó la ciudad en la que se instalará 10 veces en
toda su vida. "Necesito un cambio de vida y la cuarentena me terminó de
decidir", afirma Beatriz.
También planean irse cerca del mar Silvana Meijome, su
marido, dos de sus hijos y su madre. Hoy vive en el verde, alquila una casa en
Del Viso, y su próximo destino es Miramar. "Busco otra forma de
vida, quiero que mis hijos vivan distinto", indica la mujer.
La cuarentena, catalizador de situaciones personales
Esteban Edelstein Pernice, titular de Castex Propiedades,
una inmobiliaria que se especializa en oferta de barrios cerrados, explica que
cuando se inició la cuarentena, la cantidad de contactos semanales consultando
por casas llave en mano crecieron un 30 por ciento en comparación a las semanas
previas al inicio del aislamiento social obligatorio: "La gente quería
informarse para el día después de la cuarentena y de esta manera aprovechar el
tiempo para preguntar, piden planos, se interiorizan", detalla.
Los agentes inmobiliarios se ilusionan con posibilidad de
cerrar las operaciones cuando pase lo peor del brote de la enfermedad.
Reconocen que también aumentaron las consultas por lotes amplios o chacras.
"Por la pandemia, la gente tiene más tiempo para
pensar, prioriza la calidad de vida y toma decisiones", analiza Cazes de
L.J. Ramos.
Leonor de Achával, directora de Achaval Cornejo, coincide
con su colega: "La gente, al estar tanto tiempo en sus hogares, descubrió
nuevos espacios, y tiene más en claro qué quiere priorizar y qué no",
razona. En la misma línea, Schuff agrega: "La cuarentena revela nuevas
necesidades, es un catalizador de situaciones personales."
De hecho, un relevamiento realizado por Zonaprop dejó
asentado que al 31,4% de los encuestados le gustaría mudarse a una casa más
grande una vez que finalice la cuarentena. Mientras que el 18,3% planea buscar
una propiedad con espacios al aire libre. Otros desean cambiar su departamento
por una casa (9,5%).
Daniel Salaya Romera, presidente de la inmobiliaria
homónima, resalta lo que está pasando en la isla Santa Mónica, un proyecto
de 36 hectáreas ubicado en la desembocadura de Río de la Plata, frente a
la catedral de San Isidro, a 10 minutos de esa localidad y 20 de Tigre.
"De las ocho familias que se instalaron en la cuarentena, hay cinco que
decidieron instalarse de forma permanente", indica.
En tierra firme, hay quienes ya decidieron abandonar las
luces del centro porteño. Tomás y Silvina vivían en Capital desde hacía 15
años, pero desde 2017 analizaban dejar el departamento de Palermo.
Lograron
concretar el sueño una semana antes de que arrancara el aislamiento. Hoy
agradecen transitar el confinamiento cerca de la naturaleza. "Me
levanto con el canto de los pájaros. Siempre supe que no tenía problema en
sacrificar tiempo y distancia si a cambio podemos vivir en contacto con el
verde", señala el joven que se instaló con su familia en Puertos, el
emprendimiento tipo Nordelta que el desarrollador Eduardo Costantini armó en
Escobar. Tomás se resistía a que su hijo se criara en la ciudad en "estado
de alerta" y ahora valora cada segundo de la nueva vida.
Martín Tellas sigue el mismo camino: puso en venta su departamento
en Cañitas, donde vive con su familia, y sueña una rutina diferente. "La
nueva normalidad me demostró que no hay necesidad de estar en la oficina todo
el tiempo", comenta Martín. Con el dinero que recibirá por la venta de su
departamento, planea construirse una casa con más metros y verde. "La
pandemia fue clave para convertir este proyecto que era un boceto en una
realidad. Más que nunca quiero que mi hija y el bebé que llegará en septiembre
puedan ver el sol", concluye.
Presupuestos
Las experiencias prueban que los espacios verdes pasan a
tener un valor que trasciende lo económico, aunque también hay una ventana de
oportunidad en este sentido.
Un anzuelo para decidir la mudanza a los suburbios es la
posibilidad de acceder con el mismo presupuesto de un departamento de tres
ambientes en la ciudad a una vivienda con más comodidades, mayor metraje y
jardín.
La estimación es que construir una vivienda con buen nivel
de terminaciones y con una superficie de 305 metros cuadrados alcanza un costo
de poco más de $30,5 millones. "Son US$ 244.512 medidos por la cotización
del mercado marginal de divisas. El ahorro con respecto a noviembre del
2017-cuando la misma casa costaba US$578.000- es de casi US$334.000",
detalla José Rozados, director de Reporte Inmobiliario. Es decir, la
devaluación generó que el costo de construcción de una casa nueva haya bajado
más de 50% respecto a noviembre del 2017.
"El dólar hace 12 meses valía $45 y hoy se encuentra
alrededor de $115, considerando un dólar MEP o dólar Bolsa, es decir, un
crecimiento de 255% en 12 meses. Este crecimiento del dólar es comparable
con el que motivó la oleada migratoria de 2002 ", compara Edelstein
Pernice, de Castex Propiedades. A estos datos se suman que localidades como
Ezeiza, Pilar, Tigre, General Rodríguez, Escobar y Canning, por nombrar
algunas, incrementaron fuertemente su oferta de centros comerciales, cines,
restaurantes, oficinas e incluso universidades. Es decir, ya no es necesario
viajar al centro, lo que facilita la decisión de mudarse.
Los que se van al campo
En este contexto emerge otra opción a la que se animan los
más osados. Es el caso de Juan Cruz Baccon, que hoy vive en el verde, pero
quiere más: emigrará a un proyecto productivo en el que planea convivir con
cinco familias amigas.
Juan Cruz es un productor de shows, casado con Ana Cruz, con
quien tiene tres hijos: Elena, Jaime, y Renné. Vivió en Almagro, Belgrano,
Villa Crespo y en Florida, zona norte. "Siempre busqué zonas que no están
desarrolladas, pero con servicios cerca", comenta. Hoy tiene una casa en
el barrio Santa Catalina en Villanueva, Tigre, y en plena pandemia decidió que
era momento de empezar a soñar con lo que viene. "Hoy vivo en un lugar en
el que no puedo salir a caminar", ejemplifica.
Al segundo día de la cuarentena, estrenó "la libreta de
la pandemia" donde escribe sus ideas, entre ellas la de crear una
comunidad ecoproductiva con amigos. Ya ofertó por tres campos, el más cercano a
60 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y el más lejano a 77. El plan es que
en esa tierra, cada familia se construya su propia casa a una distancia de
entre 150 y 200 metros y que genere alguna actividad que la haga
autosustentable.
"Originariamente íbamos a ser cuatro o cinco familias
en 10 o 12 hectáreas pero se están sumando interesados", señala. En cuanto
a las actividades, en su libreta figuran una plantación de frutales que
compartirán entre todos, una huerta orgánica, apicultura y plantación de
arándanos, entre otras. "Es una forma de generar una salida laboral.
Estamos viendo gente que se está quedando sin negocio", indica. Su
proyecto suma adeptos y se ilusiona con la nueva forma de vivir. "Tomé la
decisión junto a un grupo de soñadores como yo que no queremos que nos agarre
la próxima pandemia en un barrio cerrado. Quién nos asegura que no puede volver
a pasar", se pregunta.
De Plaza San Martín a La Cumbre
El interés de alejarse de la ciudad no se circunscribe a
Buenos Aires. En el interior del país también se está dando el fenómeno.
"Desde que empezó el aislamiento obligatorio recibimos más consultas vía
redes sociales y otros canales digitales preguntándonos sobre las dimensiones
de los lotes, espacios verdes, formas de pago y zonas de esparcimiento
cercanas. Son casos que buscan una casa en reemplazo de un departamento para
alejarse de las grandes urbes", asegura Pablo Gampel, CEO y fundador de
GMP Company, con dos proyectos en Córdoba, uno a 15 minutos de la capital con
vistas a las sierras, y otro, con lotes de montaña con río a dos kilómetros de
la misma ciudad. "Lo que más sorprende es que está comprando gente de
Buenos Aires, sin importar la distancia. En general, consumidores finales
que planean mudarse, tener una opción para cuando se jubilen o sencillamente,
un cambio de vida", agrega.
En línea con lo que plantea el desarrollador, se encuentra
el caso de Sergio. Este historiador e investigador del Conicet vive junto a su
mujer politóloga en un departamento a metros de la plaza San Martín, en pleno
barrio de Retiro, y planea un cambio drástico. La propiedad ya tiene el cartel
de alquiler. Prepandemia, el proyecto era alquilarla a través de una plataforma
cerrada dirigida a personalidades del mundo académico y diplomático a US$1500
por mes.
Hoy, en un mundo de "fronteras cerradas", la
estrategia cambió pero la idea de instalarse en La Cumbre, Córdoba, no.
"No fue una coronaidea la de mudarnos, pero la pandemia nos terminó de
definir. Cuando nos abran las tranqueras, nos vamos", enfatiza el
historiador, quien trabajará de manera remota apenas pueda concretar su
sueño. "Ya me sentía atrapado en la jungla de cemento y ahora me
siento tres veces más encerrado", reflexiona.
El abogado Manuel Pascual Merlo fue un adelantado. Se
instaló con su mujer y tres hijos en Mendoza -provincia de la que es oriundo-
en febrero. "La decisión de vivir en Buenos Aires fue profesional, pero
con tres chicos ya ni siquiera podíamos disfrutar de la vida social",
relata el hombre que fue jefe de gabinete de la subsecretaría de desarrollo
económico del gobierno de la ciudad de Buenos Aires y antes trabajó en un fondo
de inversión. Sostiene que la "huida a una ciudad mediana del interior que
permita el desarrollo profesional en busca de calidad de vida" es una
tendencia en su generación. La mayoría elige Mendoza y Córdoba, asegura.
Manuel está abocado al desarrollo de nuevos negocios del
Grupo Presidente, uno de los más importantes en la provincia, y trabaja en el
desarrollo de un polo de innovación, una ciudad empresarial que apunta a lo
viene en la "nueva normalidad": combinar el trabajo con la calidad de
vida. "La gente podrá trabajar y ponerse los cortos para salir a correr en
la mitad del día", afirma.
Las diferentes experiencias muestran que el
coronavirus
cambió todos los paradigmas, el mundo se descubrió vulnerable, los humanos
entendieron la importancia de elegir cómo vivir cada día. En este proceso hay
gente que, casi de un día para el otro, decidió dar vuelta la página y poner el
foco en hacer realidad un sueño.
Nota: Carla Quiroga
medio: nacion.com