Nuevas formas de habitar la ciudad
La primera manzana de media densidad de
Puertos, la urbanización desarrollada por Consultatio en Escobar, inicia el
diseño de una experiencia urbana, en contacto con la naturaleza y el agua
Una ciudad
para vivir, pero también para trabajar, para hacer las compras, para disfrutar
una salida, comer algo, realizar un trámite, ir al cajero o consultar a un
médico: una ciudad anfitriona. Esa fue la premisa que guió al proyecto del
sector de "densidad media" de Puertos: un área compacta que, con un
diseño urbano único al borde del lago, ofrece un sector residencial con
townhouses y departamentos, y se completa con una plaza, oficinas, consultorios
y locales comerciales.
"Desde el inicio de
Puertos, esta primera manzana nos generó un interés especial. Considerábamos
novedosa la idea de imaginar en la periferia una ciudad nueva, que tuviera usos
mixtos y que, sobre todo, tuviera pulso peatonal" explica el arquitecto
Marcelo Faiden, responsable junto a Sebastián Adamo (Estudio Adamo-Faiden) del
diseño y la supervisión del proyecto de la "manzana uno" de Puertos.
"En la mayoría de las áreas de media densidad en urbanizaciones privadas,
los bloques de viviendas y oficinas tienden a reproducir con otra escala lo que
sucede en las parcelas privadas: hay cercos, y lo único que se comparte es la
calle -comenta Faiden-. Lo que se propuso acá fue algo diferente. Incluso
incorporamos algunas ideas de la ciudad formal, aunque interpretadas en diálogo
con el entorno".
Ubicada en Escobar, a 40
minutos de la ciudad de Buenos Aires, Puertos es la segunda ciudad desarrollada
por Consultatio, tras Nordelta. Cuenta con una amplia oferta de viviendas,
áreas comerciales y oficinas, mientras que un lago de 200 hectáreas la recorre
y es parte de la vida de sus habitantes.
Junto al equipo de
Consultatio, Adamo-Faiden estudió los usos de esa primera manzana y desarrolló
tres tipologías: el Edificio Plaza, con una planta baja comercial y 24 unidades
apto profesional dividas en cuatro plantas completamente acristaladas y
orientadas al verde; en un segundo bloque y con vistas plenas al lago central,
Residencias del Lago, que ofrece unidades únicas de 2 y 3 ambientes; y las
Vilas, que cierran la manzana con una oferta de 10 townhouses con acceso
directo desde el espacio público.
En el proyecto no hubo una
vocación de unificar la expresión arquitectónica: cada edificio luce su
impronta particular. Los tres se vinculan entre sí a través de un patio central
semiprivado que ordena el uso comunitario, se abre a las visuales externas y
genera las conexiones para los diferentes ingresos al sector.
Walking
community
Es en esta zona donde se
da comienzo al proyecto de centralidad de la ciudad, que prioriza la cercanía y
la comodidad para resolver diferentes necesidades. Por ejemplo: en la planta
baja del Edificio Plaza se ubican locales como una peluquería, una librería y
un banco, mientras que en las esquinas de las Vilas habrá boutiques y cafés con
una vista increíble al lago central.
El criterio que subyace al
proyecto es, nuevamente, la proximidad: poder trasladarse al club o al colegio
a pie o en bicicleta; y también las premisas de desarrollo sustentable que se
ven en los techos verdes, en el acopio de agua de lluvia para riego posterior o
en la orientación que favorece el ahorro de energía.
"Todo este proyecto
estuvo precedido por una suerte de 'curaduría' en la que diferentes
arquitectos, paisajistas y artistas nos pusimos a pensar junto al
desarrollador, un nuevo modo de ser ciudad. Para nosotros como profesionales
eso también generó una oportunidad atractiva de ensayo urbano", explica
Adamo.
Otro dato
relevante del proyecto es que la calidad constructiva de las viviendas cumple
con los estándares más altos. Hablamos de pisos graníticos, carpinterías de
aluminio con DVH y mesadas de Silestone, además de griferías y artefactos
sanitarios de primera línea.
"El reto
arquitectónico fue desarrollar estos tres volúmenes de perímetro libre que
consolidan las veredas conformando una manzana. No dan lugar a un pulmón
cerrado como las manzanas tradicionales de la ciudad, sino que se abren y se
vinculan con el entorno y el centro de destino", precisa Faiden y
concluye: "Toda el área combina dos cuestiones que, si bien podrían
resultar contradictorias, acá quedaron unidas y resueltas: el contacto con la
naturaleza y el pulso urbano, lo que genera una experiencia residencial
única".